El
romero de Santiago
Un
fraile devoto de Santiago, llamado Giraldo, pecaba de lujuria. Se le apareció
un demonio disfrazado de ángel asegurando que para cumplir su penitencia e ir
al cielo se tenía que cortar los testículos y degollar. Murió, pero Santiago
intercedió ante la Virgen y ésta lo resucitó (eso sí, sin testículos para que
no volviera a caer en la tentación pecaminosa).
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