El
gallo y la gallina de Santo Domingo de la Calzada
En el siglo XIV peregrina a Compostela Hugonell, un joven alemán de 18 años que va
En el siglo XIV peregrina a Compostela Hugonell, un joven alemán de 18 años que va
acompañado
por sus padres. En el mesón donde se hospedan trabaja una muchacha joven que se
enamora de él y le requiere de amores, a lo que el muchacho se niega.
Despechada y con ansias de venganza, guarda en el zurrón del joven una copa de
plata y luego le acusa de robo.
El
joven Hugonell y sus padres se disponen a partir para seguir el peregrinaje,
cuando llega la justicia y comprueban la acusación registrando el zurrón del
muchacho. Le declaran culpable y es condenado a la horca. Los padres no pueden
hacer nada por él más que rezar a Santiago. Al acercarse al cuerpo ahorcado de
su hijo para despedirse oyen cómo éste les habla desde la horca y les dice que
está vivo por la gracia del Santo.
Felices
y contentos van a comunicar la noticia al corregidor que, justo en ese momento,
está cenando opíparamente unas aves. El corregidor naturalmente se burla de lo
que oye y lanza la frase conocida: «Vuestro hijo está tan vivo como este gallo
y esta gallina que me disponía a comer antes de que me importunarais». Y en ese
momento, las aves saltan del plato y se ponen a cantar y cacarear alegremente.
De
esta leyenda nació el dicho popular: «En Santo Domingo de la Calzada, donde
cantó la gallina después de asada».
En
recuerdo de este suceso se mantienen en la Catedral un gallo y una gallina
vivos y siempre de color blanco durante todo el año. Proceden de donaciones y
se realiza el cambio de las parejas cada mes. Frente a esta hornacina, que se
construyó en 1445, y debajo de la ventana de la Catedral, se conserva un trozo
de madera de la horca del peregrino.
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