Quieres hacer el camino de Santiago en bici y no sabes por dónde empezar?
Has visto ediciones planificadas y su precio te parece muy elevado?
Tienes miedo de no poder controlar el presupuesto?O quizás lo que quieres es personalizar el viaje a tu gusto?
Dónde dormir, en hoteles ó en albergues?
Hay que hacer reservas en cada etapa?
Cuáles son las etapas más adecuadas para mi condición física?
Pues bién, todas estas dudas, y más que todavía no se te ocurren, las tenía yo antes de iniciar esta aventura. Ya son cinco las ediciones consecutivas que he completado, que yo personalmente he planificado, y la experiencia me ha ido permitiendo mejorar cada detalle para la siguiente expedición.
Este blog no tiene ningún ánimo de lucro, y te aseguro que no te costará nada preparar el viaje totalmente a tu medida. Y cualquier duda que tengas podrás resolverla mediante el cuestionario de contacto.
Eso sí, que la pereza no te prive de la inigualable experiencia que supone llegar a la Plaza del Obradoiro tras doce días de pedalear atravesando la península casi de este a oeste, recogiendo cada amanecer y anochecer, cada imagen, cada sonido, cada olor, que lo hacen inigualable e inolvidable para los sentidos.
En mi caso, y es una opinión muy personal, hacer de nuevo el Camino de Santiago ha colmado todas mis expectativas, y me ha permitido una vez más tener esos momentos de recogimiento, paz interior, reflexión, oración, y emoción que venía buscando. Y lo he podido dedicar otra vez al Santo para que, como hiciera con nosotros a lo largo de todo el Camino, proteja a nuestras familias y nos ayude a ser mejores personas.
Sea o no sea Santiago Apóstol quien está enterrado en la catedral de Santiago (en el capítulo "Un poco de historia" hablo de distintas hipótesis), hagamos el camino por motivos religiosos o no; quién hace el camino de Santiago deja atrás una historia llena de reflexiones, de purga, de forma que al final nos une un nexo común: “cada peregrino encuentra en el Camino de Santiago su propio milagro”.
Cuando recogemos la Credencial en Roncesvalles antes de la salida, y cuando solicitamos la Compostela en Santiago, debemos cumplimentar un pequeño cuestionario en el que, entre otras cosas, se nos pregunta el motivo de nuestra peregrinación: religioso, cultural, deportivo, espiritual…
Sin embargo, en estas cinco ocasiones consecutivas en las que he recorrido el Camino de Santiago completo (Camino francés desde Roncesvalles), he podido constatar algo que me llama poderosamente la atención. Sea cual sea la causa que nos motiva a cada uno a emprender este viaje, prácticamente todos los que llegamos a Santiago cumplimos con la visita al Apóstol, y al salir de la Catedral parece como si todos, en nuestros rostros, llevásemos una máscara que refleja el mismo gesto, la misma expresión, entre místico, espiritual, de agradecimiento y de satisfacción. Como transformados por la energía que generan las fuentes telúricas sobre las que construían los Maestros Templarios sus asentamientos, que parecen dispuestos para nosotros, esperando nuestro paso a través de los siglos. Da la sensación de que el camino fuera un recorrido hacia nosotros mismos, hacia nuestro interior, que nos permita contemplarnos desde fuera, como los demás nos ven.
Un gesto en nuestros rostros que representa la fusión de todas las voluntades en una, y que nos ha hecho llegar a Santiago con una única y poderosa energía, que interiormente deberemos saber aprovechar individualmente, de acuerdo a nuestros principios y valores.
Si esto tiene algo que ver con el perdón, espero ser merecedor de él, no tanto por el esfuerzo del Camino, sino por mi actitud ante la vida a partir de ahora. Y estarás de acuerdo conmigo en que, independientemente de las creencias de cada uno, esto no le hace mal a nadie. Y puedo asegurar que, consciente o inconscientemente, después de cada Camino realizado me siento mejor persona, y solo por eso merece la pena, con creces, vivir la experiencia.
Después de todo lo comentado, no nos queda otra que decir que cuando hablamos de la Ruta Jacobea hay que hacerlo desde diferentes planos: espiritual, social, geográfico, económico, cultural, monumental… Dicho de otro modo, viajeros, no existe un solo “Camino”. Cada uno de nosotros encontraremos el nuestro.
En cualquier caso, cada cual debe creer lo que su intuición, sus creencias o preferencias le dicten. Nos encontramos ante un sendero sin duda enmarcado en un halo muy especial. Sea cual fuere el móvil que nos lleva a cada uno a realizar este peregrinaje, sería bueno hacerlo abiertos, dúctiles a lo que el camino tiene a bien ofrecernos a cada uno.