Etapa 0. Llegada a Roncesvalles
Por fin ha
llegado el día esperado por todos. Aproximadamente a las seis de la tarde
llegamos a Roncesvalles en el taxi de Paúl, con las bicis en el remolque
(habilitado hasta para diez monturas en perfecta alineación militar). Un lujo
el desplazamiento desde Tudela, pasando por el Complejo Castejón para recoger a
José Ignacio, que se había acercado desde Logroño a nuestro encuentro. Sin duda
el taxi es una opción muy a tener en cuenta para futuras aventuras, y resulta tan económico siendo grupo como cualquier otra opción.
Tras dejar
las bicis en el almacén del hostal, y las bolsas en las habitaciones,
nos enteramos de que la misa del peregrino es una hora antes de lo anunciado en
internet, lo que nos hace cambiar los planes y dirigirnos a toda prisa a la
iglesia. Estuvimos a punto de cumplir con el refrán “es tarea principal, oír
misa y almorzar. Pero si tienes mucha prisa, puedes dejar la misa”.
Llegamos a la
iglesia de la Colegiata con la misa en la mitad, pero podemos asistir a la
comunión y lo más importante, emocionante y curioso de esta ceremonia, el ritual de la
Bendición del Peregrino al finalizar la homilía, con todos los peregrinos
haciendo un semicírculo bajo el Palio de plata y con las bendiciones en todos
los idiomas (si, incluido el coreano para nuestra sorpresa, siendo éste un
origen con gran presencia en todo el Camino). No perdérselo si se quiere comenzar el camino en toda su esencia.
Bendición del peregrino |
Etapa 1. Roncesvalles – Puente la Reina (66 km)
Como habíamos
acordado con nuestro hospitalero, a las seis y media en punto ya estábamos en
el bar para desayunar, antes de su apertura a las siete y de que fuese invadido
por los peregrinos menos madrugadores. De hecho, en quince minutos el local ya
estaba a rebosar. Las bolsas ya estaban en su sitio para la recogida por parte
de la empresa de transportes, servicio más que recomendable para realizar el Camino.
Aquí empieza todo |
Y a las siete
en punto, con una mañana fresquita pero totalmente limpia de nubes frente a lo
que es habitual en Roncesvalles, con frecuentes nieblas a primera hora de la mañana,
ya estábamos ante las bicis y con todo el equipo organizado. Eso sí, entre que
era el primer día, los nervios, y la falta de costumbre en el desarrollo de
este ritual, tardamos más de lo deseado en tener todo a punto para la partida. Fotos de rigor en el monumento a la Batalla de
Roncesvalles, mochilas a la espalda (solo para llevar lo imprescindible para la
etapa), y a dar pedales rumbo a Puente la Reina.
Como nos
ocurrirá casi todas las mañanas, la primera hora de camino es un rosario de
peregrinos a pie, que unido en este caso a lo estrecho de los senderos hasta
Pamplona, hace que nuestra media de velocidad sea muy inferior a lo esperado.
En cualquier caso salimos mentalizados de que los caminantes tienen prioridad
sobre las bicis, y de que hemos venido a disfrutar del camino y sin ninguna
prisa por acabar las etapas. Todo lo contrario, debemos detenernos en todo
aquello que, o bien tengamos predeterminado como punto de interés, o cualquier
otro motivo que nos resulte curioso o digno de observar con detenimiento (fotos
incluidas, que al final fueron tantas que llegarían a resultar una tortura para
nuestro amigo José Ignacio).
Y tras una bajadita hasta Espinal, toca calentar subiendo a Mezquíriz. Una vez ascendido Mezquíriz y Erro, el grupo se divide con la
intención de bajar unos por carretera (los que ya tuvimos la oportunidad del
año pasado de bajar Erro por la senda), y el resto por el camino original,
avisados de los riesgos que conlleva, y tampoco es plan arriesgar tanto el
primer día, con todo lo que nos queda por disfrutar. Quedamos en juntarnos en Zubiri, donde
prácticamente confluyen el camino y la carretera, con solo atravesar el majestuoso puente
de piedra sobre el río Arga.
Pastos en el alto de Mezquíriz |
La bajada de Erro es preciosa, muy técnica, pero no está exenta de peligro. Es más, existen bastantes posibilidades de ir al suelo.Yo particularmente recomiendo evitar esta opción, llena de trampas en forma de piedras
cantonadas cruzadas en el camino, y raíces de árboles que la erosión del agua
ha dejado al aire sobre el sendero. Nada más llegar a la cima se puede coger la
carretera (que cruza la senda) para bajar hasta el punto donde se desee volver
al camino. Es más, no se pierde uno gran cosa si se deja caer por carretera
hasta las inmediaciones de Huarte, donde se puede coger el parque fluvial del
Arga, cuyo paseo nos llevará hasta el puente de la Magdalena por la misma
orilla del río. Un recorrido precioso por las inmediaciones de Pamplona, y por debajo de las murallas.
Una vez en
Zubiri (con la consiguiente ventaja de los que elegimos la carretera), y tras
el encuentro del grupo, tomamos unas barritas de cereales, agua fresca, y a
seguir hasta Pamplona. Felicidades al hortelano que tiene su huerta bajo el
puente medieval de Zubiri. Resulta difícil ver algo tan bonito, ordenado, y
estético como lo que tiene este señor, y eso que venimos de la Mejana de
Tudela. Así seguro que se consiguen verduras y hortalizas de calidad.
Iglesia de San Esteban - Zubiri |
Puente de la Rabia - Zubiri |
Huertas en Zubiri |
De
nuevo dividimos el grupo para evitar la concentración de los estrechos senderos
hasta Huarte, que hacen casi impracticable la marcha conviviendo con los
caminantes, con el agravante de que el río transcurre buena parte del recorrido
a nuestros pies, amenazando con acabar en él (10 ó 15 metros más abajo), por
culpa de cualquier enganchón o despiste. Y si no que se lo pregunten a nuestro
amigo Fernando G., que casi acaba en el río por culpa de un enganchón.
Una vez más,
los más rápidos fuimos José Ignacio y yo gracias al rodar de la carretera, y tuvimos que
esperar en Huarte más de hora y cuarto hasta la llegada de los dos Fernandos.
Al final se cumplió nuestro pronóstico de que este tramo es muy poco
recomendable para las bicis, por lo estrecho del mismo y la masificación de
peregrinos dada la cercanía de Pamplona, final de etapa para muchos de ellos.
Puente de la Magdalena - Pamplona |
Continuamos
hasta la Catedral, a escasos cien metros de las murallas del Redín, para sellar
la credencial y dejar constancia con nuestras cámaras de nuestro paso por la
misma.
Esta vez sí,
en la Plaza del Castillo, cervecita y calamares en la terraza, disfrutando de
una mañana espectacular. Eso sí, paramos demasiado, y había que subir el Perdón
que casi se dejaba ver a no ser por la primera fila de edificios. Por cierto,
la hostelería, que irá mejorando exponencialmente a medida que pasaban los
días hacia Santiago, en este caso ha dejado mucho que desear. Mal producto,
pésima vajilla, peor servicio, y rejón de muerte. No sé porqué me recuerdan
siempre las terrazas de la Plaza del Castillo a las del casco histórico de
Sevilla, donde los “guiris” se convierten en víctimas irremediables de los
camareros. Y lo peor, nos tratan a todos como si fuésemos gilipollas.
Ante la Catedral de Pamplona |
Plaza del Castillo - Pamplona |
Espectacular la Taconera, saliendo de Pamplona |
En
Zariquiegui, donde ya hemos ascendido más de 160 metros desde Cizur, cogemos
agua (no demasiado fresca, más bien caldo) de la fuente, junto a la iglesia de San Andrés (hay que detenerse a contemplar su pórtico románico), y seguimos las
indicaciones de un vecino del pueblo, que nos aconseja seguir por la senda de
la derecha cuando lleguemos a la primera bifurcación del camino. La izquierda
es la más seguida por los peregrinos a pie, pero parece ser que resulta más
conveniente y tranquila para las bicicletas la derecha. Algo que no podremos
comparar, pero la verdad es que la subida por este lado es espectacular. Es una
senda que discurre entre boj y espinos, más expuesta al desnivel del norte y al
viento, pero mucho más bonito el paisaje que dejamos a nuestros pies (también
el riesgo es mayor, porque la senda interior va más protegida entre la maleza
de la vertiente este de la sierra).
Era tanta la
ansiedad que teníamos por llegar a la cima del Perdón, que no nos detuvimos a
contemplar la Iglesia de San Andrés, templo que conserva una sobria portada
románica.
Una vez en la
cima del Perdón merece la pena contemplar los 360º de vistas que nos ofrece, y
disfrutar de las esculturas metálicas que hay al pie del camino, y que
representan peregrinos a pie, a caballo, en burro, y donde puede leerse en una
de ellas “donde se cruza el camino del viento con el de las estrellas”. Obra
realizada en chapa por el artista Vicente Galbete, y muestra una caravana de
peregrinos de distintas épocas representando la evolución del Camino a lo largo
de su historia.
Vista de Pamplona desde el Perdón |
Destacar
que, como ocurre al finalizar los tramos más duros de todo el Camino, allí
estaba, en el alto del Perdón, la furgo-frigo ofreciendo al peregrino todo lo
que necesite para calmar su sed, y su hambre. Es una práctica habitual hasta
Santiago, y totalmente respetable puesto que solo buscan ganarse la vida
dignamente y sin ofender ni incomodar a nadie. Además tienen que soportar todas
las horas de solana a la espera de que alguien se acerque. Felicidades a todos
ellos por su iniciativa y su paciencia.
En la bajada
del Perdón por el camino original es donde de verdad te la juegas. Es un
auténtico infierno de piedras de gran tamaño, sueltas como una piscina de
bolas, y con un desnivel de vértigo. Una vez te dejas caer con la bici, resulta
muy complicado detenerse, por el deslizamiento de las piedras bajo nuestras
ruedas, y por si fuera poco aparecen varios escalones de hormigón que son
verdaderas trampas. Una vez conseguimos parar, pisando para frenar como pudimos
la vegetación entre coscojas y encinas, fuera del camino, continuamos un rato a
pie pero también con tremenda dificultad debido una vez más al gran desnivel y
las piedras rodadas.
Imagen frecuente en el Perdón |
Bajada del Perdón |
En Muruzábal
nos desviamos a la izquierda unos dos kilómetros hasta Nuestra Señora de Eunate
(1170), una de las iglesias más bonitas y sugerentes del Camino de Santiago,
sencilla, original y misteriosa. Su planta octogonal y el claustro que la circunda la hacen diferente a
cualquier otro templo románico. El misterio no aclarado sobre su origen y su inquietante interior avivan el
interés de este templo que fue hospital de peregrinos, dormitorio de difuntos,
faro-guía para caminantes, lugar de culto cristiano y santuario telúrico para
quienes buscan fuerzas esotéricas.
Nuestra Señora de Eunate |
En todo caso,
el acceso al interior del claustro estaba cerrado, por lo que esperaré a mejor
ocasión para volver a visitarlo y si es posible, asistir a misa en su interior.
Y finalmente,
desde Eunate, pasando por debajo de Obanos (donde confluyen los caminos que
vienen desde Somport y Roncesvalles), hasta Puente la Reina es un paseo.
Ya era tarde
y una vez duchados, comemos en el mismo restaurante del Hostal, donde además
tienen un buen surtido de pinchos en la barra, y según dicen, la mayoría de los
productos son de su huerta. Damos buena cuenta de su calidad cuando terminamos
de comer.
Un par de
horas de descanso en la habitación, y paseo de rigor hasta el puente que da
lugar al nombre de la población, donde confluyen los dos caminos que vienen
desde Francia.
El puente
románico sobre el río Arga fue mandado construir en el siglo XI por una anónima
reina de Navarra para facilitar el paso del río a los peregrinos. Generalmente
se hace referencia a que esta reina fue Doña Mayor, esposa de Sancho
el Mayor o Doña Estefanía, mujer de García el de Nájera.
Visita obligada
a la iglesia de Santiago el Mayor, románica del S.XII, siendo ampliada en el
XVI. Destaca, además de su rica portada de principios del siglo XIII, la imagen gótica de madera policromada que
representa a Santiago, denominado “el Beltza” (negro en euskera) debido al
color oscuro de su rostro (sobre todo antes de su restauración). Llegamos a la
misa empezada pero seguro que cuenta, ya que lo que cuenta es la intención.
Santiago "el Beltza" |
Pórtico de Santiago el Mayor - Puente la Reina |
Iglesia del Crucifijo |
Y al final de
la misma calle en sentido inverso a nuestra llegada, una vez cruzada la
carretera, otra visita que no puede faltar es la iglesia del Crucifijo, pasando
bajo el arco que une la iglesia con el convento sanjuanista, vinculada en su
origen a la orden de los templarios; guarda en su interior una misteriosa
talla: un crucifijo gótico de grandes dimensiones cargado de leyenda
y considerado una de las mejores obras de la imaginería gótica que se
conservan en España. Destaca la cruz en forma de Y. Este estilo de crucifijo,
llamado también “Crucifijo Doloroso”, tiene su origen en la escultura gótica
alemana del siglo XIV.
La tarde era
estupenda, y aunque el viento del norte hacía apetecer la cazadora ligera,
cenamos en una terraza del paseo unos buenos bocadillos de pan tumaca con
tortilla y jamón que estaban de lujo.
Pues sí, la bajada del Perdón puede resultar complicada pero con un poco de cuidado es totalmente ciclable. Yo ví bajar bicis con alforjas por allí. La subida es durilla, pero se mete desarrollo y a sufrir, ja ja ja. ¿Mi edad? 53. En esta etapa me gusto sobre todo el tipo de construcción de las tierras Vascas. Por la zona centro no vemos tanta madera en las ventanas. Además, la compañía del río Arga te anima a seguir buscando su camino. Saludos. JJ uVeNe.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, JJuVeNe. Efectivamente, la bajada del Perdón se puede realizar en bici, pero nosotros, al igual que la de Erro, y después de disfrutarlas el primer año, preferimos evitar riesgos innecesarios. Es la primera etapa, y sería una verdadera lástima volver para casa por un incidente fácilmente evitable.
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