Etapa 8. León – Rabanal del Camino (68,6 km)
Hostal San Marcos - León |
En nuestro
empeño de coger cuanto antes el camino que, teóricamente, debería transcurrir
paralelo a la carretera nacional, nos despistamos en uno de los numerosos
cruces de caminos, que por cierto no estaban tan bien señalizados como otros
tramos. Sin embargo, dejándonos llevar por nuestra intuición (más bien
orientación), en Villadangos del Páramo dimos con la ruta correcta que nos
llevaría hasta San Martín del Camino, y después hasta Hospital de Órbigo.
La primera
parada la hacemos en Puente de Órbigo, mítico puente del “Passo Honroso”,
que
luce espectacular, esta vez engalanado por las jornadas medievales que acababan
de celebrarse. El paso por encima del puente en bicicleta es sencillamente
mágico, pisando el empedrado que nos hace irremediablemente trasladarnos al
Medievo.
Puente de Órbigo |
Una vez en
Hospital de Órbigo, atravesado el puente, en la calle principal que tomamos
para seguir nuestro camino encontramos un albergue religioso para sellar la
credencial, cuyo patio interior emana una paz digna de otra época, entre
helechos y piedras húmedas.
Y desde
Hospital de Órbigo hasta Astorga, capital de la Maragatería. El terreno, que
hasta ahora era ligeramente ascendente con largas cuestas pero muy tendidas y
sin dificultad, ahora empieza ya a presentarse con mayores rampas y alguna de
ellas mantenidas durante varios cientos de metros.
Crucero de Santo Toribio |
En Astorga
aprovechamos para repasar las bicicletas de Fernando M. y de José Ignacio, que
presentaban ligeros inconvenientes en el disco trasero la primera, y un
desgaste inusitado de una cubierta en la segunda, que hubo que sustituir.
Aprovechamos nuestra experiencia anterior para dejar las bicis en Bicicletas
Roberto (Plaza del Obispo Alcolea, de paso obligado en la entrada para ir a la
Catedral y al Palacio Episcopal de Gaudí). Roberto se enrolló bien con nosotros,
y la verdad que no puso dificultad alguna, aunque el disco de freno de Fernando
continuó “cantando” hasta Santiago.
Palacio Episcopal de Gaudí y Catedral de Astorga |
Y ahora sí,
una vez abandonamos Astorga comienza la subida de verdad, dándonos cuenta de
inmediato de que nos daban la bienvenida los montes de León.
Castrillo de los Polvazares |
Castrillo de los Polvazares |
La población
fue declarada Conjunto Histórico - Artístico gracias a su buen estado de
conservación.
Aquí el sol
calentaba de justicia, y nuestros bidones estaban ya prácticamente secos o con
el agua muy caliente. Preguntamos a un vecino (de fin de semana, se le notaba a la legua) por alguna fuente cercana, y él mismo nos metió a su casa para
que cogiésemos el agua necesaria. Amabilidad y hospitalidad que se repite a lo
largo de todo el recorrido.
Murías de Rechivaldo |
Y tras otros
7 km de eterna subida (estos sí se hacen duros e interminables, para mí más que
la ascensión pura y dura del día siguiente), vemos al fondo, tras una de las
innumerables revueltas, Rabanal del Camino, cuyas rampas no cesan hasta la
misma puerta del hotel.
Justo enfrente del hotel está la pequeña parroquia de Santa María del Camino, joya indiscutible del románico. Una vez se traspasa el umbral, una abrumadora atmósfera de austeridad y recogimiento nos envuelve. Los sentidos se despiertan para percibir la presencia de los miles de peregrinos y almas que han dirigido sus oraciones a lo largo de tantos siglos dentro de esos muros. Toda ella presenta una sobria sencillez, rota solamente por las ventanas y por dos credencias con arco baquetonado de medio punto dispuestas en el lado del Evangelio y el de la Epístola.
Y justo
enfrente de la iglesia, se encuentra el Monasterio
Benedictino San Salvador de
Monte Irago, cuyos monjes cantan Vísperas en latín todas las tardes en Santa
María, lo que ya se ha convertido en cita ineludible para los peregrinos que
acaban agolpándose entre sus maltrechos muros. Y después de las vísperas, un peregrino nos deleitó con un miniconcierto con un gigantesco instrumento de viento celta.
Santa María del Camino |
Cocido maragato |
Y como en
Rabanal ya estaba visto todo lo que había que ver, después de cenar un corto
paseo con cazadora, que aquí la noche refresca, y a dormir, que mañana empieza
el baile.
Como puede apreciarse en esta foto, no éramos los únicos que llegamos en bici.
Como puede apreciarse en esta foto, no éramos los únicos que llegamos en bici.
Rabanal siempre es punto de encuentro |
No hay comentarios:
Publicar un comentario